El brutal, inesperado y repentino incremento de los precios de la electricidad, el gas y los carburantes está llevando al límite a todos los sectores empresariales, que se ven gravemente afectados por las fuertes desviaciones del coste en un input básico como es la energía, no sólo en los procesos industriales sino también en cualquier tipo de actividad económica.
Se trata de subidas que pueden alcanzar hasta un 800 % anual, que comprometen la continuidad de buen número de empresas y de autónomos y que afectan a la competitividad de todos ellos.
A ello se suman las graves dificultades que la alta volatilidad de los precios están suponiendo para cualquier plan de negocio a medio y largo plazo.
De hecho, a FADE ya le constan no pocos casos de empresas que se están planteando paralizar su actividad, por lo que exhorta a las Administraciones Públicas a tener previstas todas las posibilidades que ofrece la legislación vigente ante situaciones extraordinarias: desde los ERTES hasta los nuevos mecanismos de flexibilidad y estabilización del empleo (mecanismos RED).
Además, la Federación Asturiana de Empresarios demanda la adopción de medidas extraordinarias y urgentes, entre las que considera prioritaria una reducción, en general, de las cargas fiscales y, particularmente, en los tributos fijados porcentualmente sobre el coste de la energía. El Estado está experimentando cuantiosos incrementos de recaudación extraordinarios, atípicos y no justificados de los que, en una situación tan crítica como la actual, la empresa debería verse exonerada, al menos en esos diferenciales vinculados a acontecimientos extraordinarios.
FADE demanda asimismo una urgente revisión del sistema marginalista de fijación de precios de la electricidad y aboga por medidas que supongan reducir nuestra dependencia energética, por lo que se suma a la petición del Gobierno de Asturias de poner en marcha la regasificadora de Gijón de forma inmediata.
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