Los registros laborales del mes de mayo agravan el deterioro del mercado laboral ya apuntado en los dos meses anteriores. Es cierto que se modera su intensidad, pero también hay que tener en cuenta que éste solía ser un mes particularmente positivo para el empleo en la región. De crear 2.485 empleos y reducir 2.159 los parados en mayo de 2019, hemos pasado a perder 386 empleos e incrementar 67 parados. Desde febrero, Asturias ha perdido 12.414 afiliados y sumado 10.920 parados. Se han perdido cuatro años de recuperación en estos dos meses y medio de crisis.
- Asturias ha perdido 386 afiliados (-0,1%) en un mes en el que en los últimos años venía sumando unos 2.500. Desde febrero, se han perdido 12.414 afiliados. Se contabilizan así 350.661 afiliados.
- También ha sumado 67 parados registrados (0,1%) en un mes en el que venía restando también más de 2.000 desempleados en años anteriores. Desde febrero, se han elevado en 10.920 los parados. Asturias vuelve a situarse en 83.860 parados.
- El deterioro se concentra este mes en las mujeres. Entre los sectores de actividad, el paro se reduce en industria y construcción. En términos interanuales, el balance es negativo para los sectores, siendo servicios el más afectado en términos absolutos (10.360 parados más que un año antes), e industria y construcción en términos relativos (29% más que en mayo de 2019).
- Las nuevas contrataciones han repuntado respecto a abril (40% y 2.881 más) hasta totalizar 10.109 contratos en Asturias. Son, sin embargo, un 70% menos que un año antes. Entre marzo, abril y mayo se han registrado 56.924 contrataciones menos que en igual periodo del año anterior en Asturias.
- Por otra parte, es preciso tener en cuenta que en Asturias hay 53.414 trabajadores afectados por Expediente de Regulación Temporal de Empleo medios en mayo (47.072 por fuerza mayor y 6.342 por otras causas), según los datos ofrecidos por el Ministerio Inclusión, Seguridad Social y Migraciones (aunque suelen presentar algunas diferencias con los ofrecidos por otras fuentes).
Efectivamente, en esta situación, grave desde la vertiente sanitaria y social, las empresas están acudiendo, de forma mayoritaria, a medidas de regulación temporales (ERTES) buscando el menor impacto en el empleo. Para contribuir a ese menor impacto, insistimos en que es imprescindible flexibilizar su uso y extender su duración, particularmente para aquellos sectores en los que la actividad se va a recuperar de forma gradual, evitando con ello consecuencias graves y duraderas sobre el empleo.
En este contexto, es preciso implementar medidas que den seguridad jurídica y fiabilidad a las empresas y a los inversores, instrumentalizadas a través del diálogo social, para adaptar la actividad económica a la evolución de la pandemia con el fin de garantizar una salida más rápida de la parálisis económica, la pervivencia de las empresas y del empleo.